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El Sueño de María
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Tuve un sueño José, no lo pude comprender, realmente no, pero creo que se trataba del nacimiento de nuestro hijo. La gente estaba haciendo los preparativos con casi cuatro semanas de anticipación, decoraban las casas y se compraban ropa nueva, salían de compras muchas veces y adquirían costosos regalos.
Era un tanto extraño, pues los regalos no eran para nuestro hijo, los envolvían en vistosos papeles y los adornaban con preciosas cintas, todo lo colocaban debajo de un árbol. Si José, un árbol dentro de sus casas, esta gente había decorado el árbol y de sus ramas colgaban esferas, foquitos multicolores y adornos que brillaban. Había una figura en lo alto del árbol, me pareció que era una estrella, era verdaderamente hermoso.
Luego vi una mesa espléndidamente servida, con platillos deliciosos y muchos vinos, todo se veía exquisito y todos estaban contentos, pero no estábamos invitados.
Toda la gente se veía feliz, sonriente y emocionada por los regalos que se intercambiaban unos con otros, pero sabes José, no quedó ningún regalo para nuestro hijo. ¿Sabes? Me dio la impresión de que ni siquiera lo conocían, pues nunca mencionaron su nombre.
¿No te parece extraño que la gente se agobie, trabaje y gaste tanto dinero en los preparativos, para celebrar el cumpleaños de alguien a quien ni siquiera mencionan y que da la impresión de que no lo conocen?
Tuve la extraña sensación de que si nuestro hijo hubiera entrado a esos hogares, para la celebración, hubiese sido solamente un intruso.
Todo se veía tan hermoso José y la gente se veía tan feliz... pero yo sentía enormes deseos de llorar... porque nuestro hijo era ignorado por casi toda esa gente que lo celebraba.
Que tristeza para JESÚS no ser deseado en su propia fiesta de cumpleaños.
Estoy contenta José porque sólo fue un sueño, pero que terrible sería si eso hubiese sido realidad.
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NOCHE DE PAZ
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